Sin duda, su ingrediente principal
Emma es adicta a seguir las tendencias, pero también sabe adaptarse y readaptarse a la volatilidad del mundo actual. Hay otros valores opuestos que no van a dejar nunca de ser un contrapeso a la prisa como modo de vida.
Historia y tradición
Palabras como historia y tradición, mimo, esfuerzo o dedicación pausada son las que describen perfectamente cómo hemos querido crear a Emma, fijándonos en esas firmas que hoy nos dedicamos a estudiar de cerca para averiguar las claves de su éxito.
En la actualidad es casi un reto herculiano mantener fiel a un público guiado por ofertas, colores, modas, menor número de clicks o días de entrega, olvidando que hay valores que sólo se consiguen con tiempo, paciencia y naturalidad de procesos.
Nacimiento de Emma
Emma ya es adulta, pero nació en el corazón de la provincia de Álava, a partir de alcohol de grano de cereal sin manipulación genética y agua pura de manantial.
Emma se gesta en un alambique de cobre que data de 1880 en la destilería más antigua de España, siendo macerada con enebro salvaje de los bosques del norte y una selección de hierbas que la hacen única.
El prestigio, como nivel superlativo del éxito, es la moneda con la que pocos pueden comprar, ventaja con la que a fecha de hoy cuenta esta destilería. Pero en su fórmula interviene un segundo factor que la refuerza, combinando esa pasión con la que una familia ha mantenido sistemas artesanales de fabricación con tecnología de vanguardia, que agiliza y facilita partes del proceso, pero mantiene al mismo tiempo la pureza de destilados naturales y libres de manipulación genética.
Emma no podía salir de cualquier parte. Una ginebra irrepetible. Una mujer única.